El primer ministro español Pedro Sánchez fue evacuado, según informó la cadena RTVE, después de que la comitiva oficial comenzara a recorrer las calles cubiertas de barro en Paiporta, una de las zonas más afectadas, donde más de 60 personas han perdido la vida y miles de familias han quedado devastadas.
El domingo, el primer ministro Pedro Sánchez y el rey Felipe VI fueron abucheados durante su visita a las áreas afectadas por las inundaciones, donde residentes indignados lanzaron barro y los calificaron de “asesinos”.
El rey Felipe VI y la reina Letizia visitaron Paiporta, una de las localidades más afectadas por las inundaciones, que han cobrado la vida de más de 200 personas, acompañados por el primer ministro Sánchez y otros altos funcionarios.
A pesar de que la visita de las máximas autoridades del país fue para mostrar su apoyo, el descontento del público se dirigió principalmente hacia Sánchez y el presidente de la región de Valencia, Carlos Mazón. Entre gritos se oía: “¡Mazón, dimite!” y “¿Cuántas muertes más? ¡Fuera!”
Sánchez tuvo que ser retirado de la escena, según RTVE, cuando la comitiva comenzó a caminar por las calles inundadas de barro en Paiporta. Sin embargo, el rey Felipe VI se negó a abandonar la zona, a pesar de que le sugirieron buscar protección. Continuó hablando con los residentes afectados, y se le podía ver con restos de barro en el rostro. En un momento, un ciudadano le estrechó la mano, mientras que otro parecía llorar en su hombro.
Mientras tanto, la reina Letizia, junto con Mazón, conversaba con mujeres de la comunidad, también cubiertas de barro. “No tenemos agua,” le dijo una de ellas a la reina.
Estas inundaciones han sido una de las catástrofes naturales más mortales que ha sufrido España en los últimos tiempos, con más de 200 muertos y varias personas desaparecidas.
La tragedia en Paiporta comenzó cuando las fuertes lluvias inundaron la localidad, y las autoridades regionales emitieron una alerta en los teléfonos móviles, aunque esta llegó con un retraso de dos horas.
La frustración de los ciudadanos ha aumentado por la respuesta tardía de las autoridades tras la catástrofe. La mayor parte de la limpieza de las capas de barro y escombros que han invadido numerosos hogares ha recaído en los propios residentes y en miles de voluntarios.